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Abstract
Muchas veces se discute la importancia de mejorar los indicadores reproductivos de la cría y su impacto tanto para el productor como para otros sectores ganaderos y para el país. Resulta tentador asumir que, incrementando la tasa de destete en, por ejemplo, 10 puntos, el impacto país sería de tal o cual magnitud. Sin embargo, la evidencia empírica muestra que la cría aporta sólo un 26% del total de la producción ganadera, pero es llevada adelante por un número muy alto de productores (44% del total). La mitad de esos productores (50%), cuyo tamaño promedio de predio de 188 ha, operan con un nivel muy bajo de tecnología e infraestructura. A la vista de estos datos, la implementación de cambios técnicos que puedan “mover la aguja” tanto desde el punto de vista productivo como social, seguramente sea mucho más compleja que lo que muchos cálculos relativamente simplistas sugieren. Por su lado los sistemas de ciclo completo son responsables por más de la mitad de producción de carne del país y, puntualmente dentro de los sistemas con esta orientación productiva, el sistema definido como “mejorado” explica el 26% de la producción, a partir de solamente 14% del total de productores ganaderos. En esta línea, a la hora de plantear un programa de extensión que apunte al desarrollo de determinado grupo o perfil de productores, deben tenerse en cuenta al menos tres dimensiones del problema (predisposición al cambio, impacto sectorial e impacto para el país).